
Por: Simón Filko Fariña, diciembre 2022
Nuevamente el conocido Alcalde Daniel Jadue, cuestionado por ocupar recursos públicos de manera muy dudosa, ya algunas parlamentarios de RN presentaron a contraloría los antecedentes para que investigara el uso del estadio de Recoleta en actividades organizadas por el gobierno venezolano.
No es novedad encontrar ignominiosos episodios en la dudosa y sospechosa figura del hoy Alcalde de la comuna de Recoleta y ex candidato presidencial Daniel Jadue; desde dichos abiertamente racistas, en los cuales se ufana de ser poseedor de una supuesta «pureza genética que ya se la quisieran», o como cuando bailó para el General Pinochet (a quien dice odiar) en la obertura del Festival de Viña del Mar en 1987. O cuando se mofó del Holocausto… Así es, este nefasto personaje, es también un acérrimo negacionista. Como es propio de todo antisemita, el Holocausto judío tampoco escapa a su discurso. Hace 10 años en su columna “Israel y los 33 de Atacama o cómo rentabilizar el drama”, Jadue se burló del Holocausto aseverando que se lucraba con los 6 millones de judíos asesinados para obtener “una tremenda utilidad económica y financiera” y un “cheque en blanco canjeable permanentemente por impunidad”.
Ahora, ¿Qué es el antisemitismo? El abogado Gabriel Zaliasnik ofrece una breve, precisa y certera definición: «El antisemitismo es la hostilidad hacia los judíos basada en una combinación de prejuicios religiosos, raciales, culturales y étnicos que a lo largo de la historia se ha expresado de distintas formas. En lo religioso, su corolario fue la Inquisición y desde una perspectiva racial culminó con el Holocausto a manos del nazismo. En su forma actual, se manifiesta como antisionismo, esto es, negar al pueblo judío el derecho a tener un Estado, una Patria».
También escribe Gabriel Zaliasnik en su columna para el diario La Tercera el 30 de noviembre del 2020: <<En la Ley Antidiscriminación o Ley Zamudio quedó registro de la judeofobia de Jadue. En efecto, consta en la historia de la ley que éste se opuso vigorosamente a la inclusión del antisemitismo como una hipótesis de discriminación.
En ese marco, la bitácora antisemita de Daniel Jadue es extensa. Ella data de toda una vida, la enmascara de antisionismo y la justifica en su antipatía hacia Israel. Repasarla sirve para discernir qué esconde, pues en sus entrevistas y apariciones públicas este decisivo componente moral es minimizado o ignorado. Por ejemplo, en un programa televisivo se le consulto por su visión sobre la autonomía del Banco Central, el derecho de propiedad y el proceso constituyente, pero nada sobre su arraigado antisemitismo.
En reiteradas ocasiones ha expresado que miembros de la comunidad judía son agentes extranjeros o que los alumnos del Instituto Hebreo reciben formación militar en Israel. Se trata de una clásica forma de antisemitismo que reprocha a los judíos deslealtad con la patria.
Otra tradicional afirmación antisemita usada por Jadue es la existencia de una conspiración judía para tomar el control de medios de comunicación. Con ello evoca un prejuicio que está presente en el infame y falso libelo de “Los Protocolos de los Sabios de Sion”.
Sin ser un creyente del psicoanálisis más que en cosas mínimas, la historiadora psicoanalista Élisabeth Roudinesco en “El Inconsciente explicado a mi nieto”, señala que hoy el antisemitismo se manifiesta “por medio de lapsus, de negaciones, de juegos de palabras. El inconsciente le juega malas pasadas a los antisemitas, y todo el mundo lo ve y lo oye”, como cuando una persona quiere probar que no es antisemita afirmando que tiene “amigos judíos”. Jadue también recurre a esa insuficiente respuesta.
Es de suma gravedad que una autoridad pública haga uso de su cargo para emitir este tipo de declaraciones. Las que en prácticamente toda Europa y gran parte de Latinoamérica están condenadas por Ley. El hecho de que Daniel Jadue anuncie previamente lo polémico de sus dichos, pero de todas maneras los diga, revela la gravedad de estos.
En conversación con el medio digital El Líbero, el presidente de la comunidad judía chilena, Gerardo Gorodicher profundiza en este asunto. Hace hincapié en que en Chile hay vacíos tanto en la ley de discriminación como en la ley contra la incitación al odio y a la violencia, por lo que explica que el alcalde Jadue se “ampara” en este factor.“Hay que pensar que en otros países un candidato que haya dicho estas frases no estaría ni siquiera en una encuesta, lo sacarían los propios partidos políticos, pero aquí como hay un vacío, y la verdad es que como todo el mundo está mirando para cualquier lado lamentablemente, no tienen los pantalones para salir a decir ‘¿sabe qué?, usted está hablando cosas que no corresponden, que no son verdad’, y si odia a los judíos que lo diga, no hay ningún problema, pero que no se esconda detrás para minimizar la retórica”, señala.
Respecto de la última frase para el aluminio de Jadue: “Con la comunidad judía me llevo muy bien. Con la sionista tengo ciertos problemas”. Para el mismo medio, también afirma Gerardo Gorodicher: «Es bastante complejo. Es muy malo y muy triste, más viniendo de un supuesto candidato a la Presidencia que quiere representar a todos a los chilenos, porque detrás de ese comentario esconde un antisemitismo increíble. Creo que es importante puntualizar lo que significa sionismo, que no es ni más ni menos que el derecho que tiene el pueblo judío de autodeterminación y que es un estado nacional judío. Por lo tanto cuando el alcalde Jadue dice que él no tiene problema con los judíos pero sí algunos problemas con los sionistas, sería bueno que él entendiera de una vez por todas, porque es una realidad que se viene repitiendo hace mucho tiempo, que la gran gran mayoría… yo no conozco a ningún judío que no sea sionista, por lo tanto él se escuda o disfraza su retórica anti semita sacando de lado a los judíos y poniendo a los sionistas siendo que los judíos son sionistas«.

Las circunstancias desfavorables vienen persiguiendo al alcalde comunista desde hace ya bastante tiempo. Actualmente se encuentra en calidad de imputado en un juicio por prevaricación.
Además, el tribunal de alzada rechazó la solicitud de la defensa de dictar el sobreseimiento definitivo de la investigación que se sigue en contra del jefe comunal.
La Tercera Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago confirmó de forma unánime la calidad de imputado del alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, por los delitos de prevaricación administrativa y negociación incompatible.
La demanda fue presentada en 2017 por la empresa Desarrollo Inmobiliario Bellavista, para investigar los actos reñidos con la ley y probidad por parte del alcalde, y de todos los que resulten responsables en el litigio generado por los decretos firmados en los últimos años por Daniel Jadue, quien pretendía demoler la segunda torre del Conjunto Armónico Bellavista.
La inmobiliaria acusó a Daniel Jadue de prevaricación y negociación incompatible.
También la inmobiliaria ha presentado una querella luego de tres años en que aún no se entrega la recepción de uno de sus edificios.
Un edificio que desde 2013 está construido, pero no habitado. En el camino, más de ocho años de denuncias por corrupción, proyectos de demolición y un proceso judicial que mantiene en pie de guerra a la Inmobiliaria Bellavista con el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue.
La razón: “Ejerciendo y abusando de su poder en forma excesiva, ha impedido que se reciba el edificio”, asegura el abogado de Desarrollo Inmobiliario Bellavista, Christian Espejo.

Dos sucesos que rondan ya en lo tragicómico, se dieron en marcos de campañas y manifestaciones sociales, en los cuales el alcalde comunista fue atacado brutalmente por el mismo «pueblo» que él dice representar (ya sabemos que los comunistas le llaman «pueblo» a su propia voluntad, pero es asunto aparte). Un incidente y el más grave, tuvo lugar en Osorno, donde el edil fue atacado directamente con bombas molotov e insultado ferozmente por varios manifestantes

El segundo suceso, que allanó camino a una serie de justificadas burlas y chistes, fue contemplar a Daniel Jadue corriendo, huyendo despavorido de manifestantes en Plaza Baquedano que pretendían agredirlo. Tan sólo alcanzaron a lanzar algunos objetos e improperios; lo risible del tema, es ver a Jadue siendo agredido y vituperado por el propio pueblo que él tanto se jacta de representar.

Otro acaecimiento que cabe mencionar, y que sigue añadiendo cuotas de humor a este bufonesco y a la vez abyecto individuo, es su total analfabetismo económico, que quedó evidenciado cuando en pleno programa estelar de la televisión chilena, en noviembre del 2020, desenterró la antediluviana y ya refutada teoría objetiva del valor-trabajo (TVT). La teoría laboral del valor o teoría del valor-trabajo es una teoría -principalmente enarbolada por marxistas clásicos- de economía heterodoxa que considera que el valor de un bien o servicio está determinado por la cantidad de trabajo socialmente necesario (trabajo útil) para producirlo, en lugar de por la utilidad que le encuentre el consumidor individual. La teoría del valor-trabajo, en palabras simples, es una teoría que sostiene que el valor de un producto depende del esfuerzo humano contenido en él. Así, cuanto más horas-hombre se requieran para desarrollar una mercancía, mayor será su precio. Esta teoría es el cimiento de la estructura comunista, y probablemente uno de los errores científico-teórico más garrafales de la historia económica. El socialismo se basa en esta teoría, que es como ya hemos dicho, un comprobado (por Carl Menger, William Stanley Jevons, Léon Walras, Antonio Escohotado y varios economistas y filósofos más) error científico, y como si fuera poco, el gran economista judío Ludwig Von Mises, hace 90 años demostró la imposibilidad del socialismo, ya que no se puede hacer cálculo económico, no se pueden calcular precios (beneficios y costes), no sabes si hacer una carretera de cemento o de oro. Por eso la Unión Soviética enviaba espías a otros países para averiguar precios. El socialismo parte de un error teórico, el socialismo es la farsa intelectual más grande de la historia, y de paso, los portadores de dicha ideología, asesinaron de las peores formas posibles a 150 millones de seres humanos.
Visto de otro modo, según esta teoría, el factor de producción más relevante es el trabajo. Este, a su vez, se medirá como el tiempo necesario para fabricar el bien o servicio en cuestión.
La teoría del valor trabajo tiene una importante implicancia: Dos mercancías pueden ser intercambiables si ambas requirieron la misma cantidad de horas-hombre para ser producidas.
Por ejemplo, imaginemos que un orfebre destinó 25 horas para confeccionar un collar. Asimismo, un costurero dedica 12 horas y media en elaborar un vestido. Entonces, ambos agentes podrían intercambiar dos vestidos por un collar. De dicha teoría se desprendieron falacias tales como la plusvalía, la teoría de la explotación, etcétera; las cuales fueron refutadas y sepultadas definitivamente con el surgimiento de la teoría del valor subjetivo, que es una teoría del valor que desarrolla la idea de que el valor de un bien no está determinado por ninguna propiedad inherente a este, ni por la cantidad de trabajo requerido para producirlo, sino por la importancia que un individuo le da para lograr sus objetivos o deseos. Este postulado académico que intenta explicar cómo se determina el valor de un bien o servicio en función a distintas variables como la escasez, preferencia, el coste de producción, entre otros.
Por ejemplo, pensemos en dos escenarios: Una persona perdida por el desierto y otra que camina por la calle después del trabajo camino a casa y que no está sedienta. El primer individuo estará dispuesto a pagar un precio mucho mayor que el segundo por una botella agua. Y precisamente estará dispuesto a pagar más porque le concede más valor al vaso de agua. En términos económicos, podríamos decir que al individuo sediento le reporta más utilidad.
Este total absurdo que es la teoría del valor-trabajo, este disparate que insulta a la inteligencia, fue expuesto en un programa estelar sin aspavientos por Daniel Jadue, haciendo un ridículo de magnitudes inconmensurables. Y no sólo eso, sino que mintió, malintencionadamente, respecto a que Marx jamás propuso la expropiación. Esto último no resiste análisis.


Daniel Jadue no desmintió nada, sólo recurrió a la típica delegación de culpas de la izquierda, afirmando a través de su cuenta de Facebook que los culpables son de «la derecha».
Es Jadue el arquetipo del «Red Set», de la izquierda caviar; Jadue es de los que se apoltrona en un fino sillón de cuero, con whisky en mano, y se dedica a vociferar sobre igualdad y justicia social, y por supuesto, a despotricar contra los ricos (a los cuales pertenece) por mera demagogia, resentimiento y como indigna táctica política.

Esto es Daniel Jadue, un corrupto, un hipócrita, un comunista, un fascista, un totalitario, un ladrón que quiere robar en nombre de una falsa «justicia social» … No quedan más adjetivos en el tintero, que puedan describir a semejante personaje.
¿Es esto lo que queremos para Chile?